miércoles, 7 de noviembre de 2012

Consumido por el fuego



   ¿Cuanto fuego me queda?... luciernagas despistadas que saltán... borrachas que se condenan... Tu castaño y mi negro son el frío, son mis años gastados los que miran tu corazón. Esta noche no tendré tu huella, seré sangre de un dios vencido, seré ungido en los acordes del demonio y perdonaré cautivo cada lagrima de sangre bebida, cada parte del cuerpo comido.
   El baile esta sucio pero nunca lograrán separar mi alma del fuego, soy la distancia que niega lo que pudimos haber sido. Abandonadme en un cementerio de estrellas, mi materia no va a fomar parte de este universo, nunca más. Que ella no me encuentre, que no me recuerde... estoy maldito y la lluvia nunca se llevará estos pecados.
   Es innegable que me he traido a mi mismo, nadie más dirigió los pasos, no hay inocencia en mis manos, no hay un solo momento que no me arrepienta de estar viendo mi muerte. Espero que el fuego lo haga arder todo, que al final sólo quede un ramo de cenizas y una calavera en el polvo. No es el momento de ser valientes es el momento de estar locos.

viernes, 21 de septiembre de 2012

Tampoco importa

Pensé que nos daríamos suficiente para toda una vida pero yo siempre quise un poco más, nunca tuve bastante para sentirme bien. Ahora veo como todo se derrumba, como el pasado ya no es lo que solía ser... Como se agrietan los contornos de nuestros sueños... Y me da en las entrañas que lo siguientes pasos ya han sido caminados, que nada queda para nosotros, que nos hicieron defectuosos.

Pensé que no me cansaría de que me hicieses daño, que siempre me gustaría sentirme vivo en tus venganzas y poder devolverte el favor con lluvia y amargura enlatada. Ya no creo en la mayoría de cosas en las que creí, ya no hace falta, pero se que un día dentro de muchos años sentiré que algo no me pesa, y te echaré de menos. 

Tu manera de caminar precipitada. La mía, de extremos y torcida, nos juntaba en las frases cortas, en las miradas  de los que ya saben que no bailan...
Nos reconocíamos entre las sabanas... nunca amé con tanta rabia, nunca bebí con tanta paciencia, nunca pensé que me quedaría tanto tiempo. Creí que estaba de paso y pasaron años.

¿Cómo con todo el corazón me quedé tan escaso?, quizás no hubiese tanto y sólo era orgullo de sangre. Pensé que la duda era eterna y que eso nos haría vivir para siempre, pero nada se para por el miedo. Y me da que no te conocí, sólo te gasté.

Pienso en el momento inmediato, no puedo pensar ya de otra manera... Y ya no importan muchas cosas, eso no es justo... pero tampoco importa.